sábado, 21 de mayo de 2011
Al rico "risotto"
Como nos gusta casi de cualquier modo y hace mucho que no lo comemos hoy en casa no había duda de que se comía arroz. El risotto no es una de nuestras especialidades precisamente así que como me he levantado muy gastronómica y las galletas de chocolate han sido un éxito, ¿por qué no arriesgarse por segunda vez en el mismo día?
El risotto lo he comido, por fortuna, en muchas ocasiones. El mejor sin duda me lo he comido en Italia, en la pequeña y encantadora ciudad donde hice el Erasmus y de la que hablaré con muchísimo gusto en otra ocasión. No llevaba setas, ni carne, ni cebolla, sólo azafrán, vino, quesos y alguna especia.
He querido repetir en mi humilde cocina el fantástico risotto "aquilano", algo que era imposible obviamente, pero sí he intentado hacerlo rico respetando la sencillez.
Ya tomada la decisión empecé a buscar los ingredientes y.. bueno, me encontré con un pequenísimo inconveniente: ¡no tengo azafrán! :) Total, que al final ha sido una receta inventada pero en mi mente ha estado de principio a fin el recuerdo de aquél sabroso y naranja plato de arroz.
INGREDIENTES para dos personas:
2 vasitos de arroz,
mezcla de especias machacadas (tomillo, orégano, albahaca, hierbabuena y romero),
vino blanco,
caldo de pollo,
mezcla de quesos rallados (emmental, brie y parmesano),
sal.
PREPARACIÓN:
Ponemos a hervir el caldo de pollo y el vino en dos cacitos distintos y mientras, en una sartén antiadherente, calentamos un par de cucharadas de aceite de oliva con una ramita de romero. Tostamos el arroz en este aceite durante unos minutos en seco y acto seguido le echamos el vino blanco hirviendo, el arroz lo absorverá y tomará todo su sabor.
Poco a poco vamos añadiendo el caldo también hirviendo, de manera que el arroz no esté "nadando" en caldo pero tampoco esté seco. Durante toda la cocción hay que ir removiendo y observando la cantidad de líquido, echando caldo a medida que el arroz lo vaya necesitando.
Cuando apenas queden unos minutos para que esté listo podemos añadir las hierbas y los quesos, y a remover con alegría para que los sabores se mezclen. Antes de servir probadlo de sal, por si hay que corregir.
¡A mangiare!
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