Como avisamos en la anterior entrada, os dejamos una propuesta diferente por si elaboráis pasta sablé pero la queréis usar para una receta salada. Nosotros hemos utilizado algunas sobras de días anteriores, ¡que no está la cosa para tirar comida! :) Obviamente podréis usar los ingredientes que os apetezca porque este tipo de masa admite de todo, sólo un consejo, incluid alguna salsa para que no os quede seco.
Para empezar hay que elaborar la pasta y nuestra receta podéis consultarla aquí. Nuestro relleno compuesto por lo que teníamos por el frigorífico era:
mantequilla,
harina,
leche,
nuez moscada,
pollo al ajillo,
jamón cocido,
queso rallado,
piñones,
1 yema de huevo.
PREPARACIÓN:
Seguimos paso a paso la receta de elaboración de la pasta sablé y, cuando esté ya horneada en los moldes y mientras se enfría, preparamos nuestro relleno salado. Hemos picado y deshuesado los cuartos de pollo al ajillo y troceado el jamón, los hemos echado a una sartén con un poquito de aceite de oliva y los piñones a fuego medio para que se unan los sabores.
En un cazo aparte me propuse ganar uno de los principales retos gastronómicos que estaba decidida a ganar antes de que mi ego culinario ya no pudiera levantar cabeza. ¡La bechamel!
Como ya sabéis algunos, cuando he intentado preparar bechamel en casa siempre ha terminado en desastre. Hace unas semanas mi amiga María la preparó delante de mis narices y procuré no perder detalle, me acordé de ella y de todo lo que hizo y... ¡Eureka!
Me invadió la alegría, el orgullo y empecé a saltar en la cocina como si me hubiera poseído el espíritu del mismísimo Ferrán Adriá, o me hubiera convertido en Ratataouille. ¡Y sólo había conseguido hacer bechamel! Tano no daba crédito, jejeje.
En otro cazo calenté una cucharada de mantequilla, cuando se derritió eché un par de cucharadas de harina y removí con unas varillas para que se tostara un poco. Paulatinamente fui agregando la leche a pequeños golpes, sin parar de batir y girar. ¡y los grumos desaparecieron!
Cuando tuvo la consistencia espesita que yo quería dejé de adjuntar leche, corregí de sal, añadí un poco de nuez moscada y la yema de huevo batida. Giré unas veces más y lo aparté del fuego.
Mezclamos con el preparado de pollo y volcamos dentro de las cestas de pasta ya desmoldadas, disponemos un poco de queso rallado y gratinamos en el horno hasta que estén doradas. Les hemos puesto un chorito de aceite crudo por encima para que se pongan brillantes. ¡A disfrutarlas porque están de muerrrrte!
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