Este fin de semana estuvimos en el pueblo y una prima nos dió 4 kilos de habas frescas, qué olor a campo tenía la bolsa... Mis abuelos y yo las pelamos con paciencia, sacando las semillas y tirando las vainas, una excusa estupenda para sentarse un rato al sol.
Así es como nos las entregaron, enteras, frescas, verdes, húmedas del rocío de la mañana, fantásticas.
Así estaban después, fuera de la vaina que las protegían y casi listas para ser cocinadas. Mi abuela, que además de ser una súperabuela tiene una mano para la cocina prodigiosa, es la que me ha dado la receta. Bueno, es un decir porque sus indicaciones han sido: un poquito de.., un chorrito de.., una pizca de.., cuando estén tiernas esto... Total, que me coloqué a su lado y he intentado pasar a unidades o gramos lo que ella iba haciendo.
INGREDIENTES:
4 kilos de habas frescas (que será 1 kilo y medio aprox. ya peladas),
2 cebollas,
4 dientes de ajo,
aceite de oliva,
2 ramas de tomillo,
1 rama de hierbabuena,
agua,
sal,
manzanilla de Sanlúcar de Barrameda.
PREPARACIÓN:
En una cazuela ponemos un par de cucharadas de aceite de oliva y, cuando éste esté caliente ponemos dentro todos los ingredientes en crudo. La cebolla y los ajos picados, las habas bien lavadas, las ramitas de tomillo fresco y hierbabuena, un buen chorro de manzanilla, un poquito de agua y sal a gusto.
Si las habas son buenas deben estar tiernas en unos 10 minutos a fuego lento, si fueran de peor calidad habría que esperar alrededor de 20. Antes de servir corregimos de sal.
Como se observa en la foto la vajilla de mi abuelita es espectacular, de bonita y de antigua, porque ahí donde lo veis este plato tan increíble ronda los 100 años.
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