viernes, 13 de enero de 2012
Natillas aromatizadas con tila
Ya os contamos hace unos días que estuvimos durante las vacaciones en la sierra, lo que no os contamos es que estuvimos en un restaurante donde utilizan ingredientes de la zona y la comida es de calidad suprema. En el postre nos tomamos las mejores natillas que habíamos probado nunca, tan es así que fuimos otro día a almorzar sólo para pedirlas otra vez.
Cuál no fue mi sorpresa cuando a las pocas horas sus Majestades los Reyes Magos dejaron en casa de mi hermano para mí varios regalos a cada cual más acertado. Uno de ellos es un librito fantástico de cremas y natillas en el que se encuentran recetas muy peculiares con los más diversos ingredientes: pistacho, guirlache, frutas, sal... Sí, sí, también se pueden hacer saladas.
No podía creer lo que estaba viendo, los reyes habían sido mágicos de verdad. El libro se llama "Cremas y natillas: la receta original y sus 38 variaciones", de José Marèchal. Ya os imaginaréis que las haré poco a poco todas pero he querido empezar por las natillas clásicas eligiendo la textura más cremosa de las tres opciones que da el libro, y las he aromatizado con una infusión de tila siguiendo la receta.
Con el recetario regalan dos cuencos de cerámica y... ¡un soplete! ¡Con las ganas que tenía de uno!
Los INGREDIENTES para 6 personas:
35 cl de nata líquida,
12 cl de leche,
90 gr. de azúcar glas,
5 yemas de huevo,
8 bolsitas de infusión (si no os gusta la tila podéis usar té o manzanilla),
60 gr. de azúcar moreno.
PREPARACIÓN:
En un cacito calentamos a fuego muy lento la leche, la nata y las bolsitas de hierba hasta que empice a hervir. Apartamos del fuego y reservamos.
En un cuenco batimos con energía las yemas de huevo y el azúcar glas hasta que se vuelva una crema blanquecina. Colamos la leche caliente sobre las yemas y mezclamos de nuevo con las varillas para que se homogenice todo.
Enfriamos la preparación en el frigorífico, tapándola bien con papel de cocina transparente y esperamos un par de horas.
Precalentamos el horno a 95º mientras distribuimos la mezcla en recipientes que sean poco profundos, los metemos dentro y cocemos aproximadamente una hora, tiempo que variará mucho dependiendo del recipiente que hayáis elegido. Las nuestras han tardado casi una hora y cuarto en cuajar.
Cuando estén listas las dejamos enfriar a temperatura ambiente y, si no van a servirse inmediatamente las reservaremos en la nevera hasta que llegue el momento.
Al servir espolvorearemos las natillas con el azúcar moreno y lo caramelizaremos con soplete, con hierro de quemar o con el grill del horno. Este es el instante decisivo, lo que da el punto especial y el toque crujiente.
Mi soplete aún no está activo porque no he tenido tiempo para ir a comprar la carga de gas necesaria así que he tenido que utilizar el horno, algo que no se repetirá porque cuando tenga mi soplete listo entonces esto sí que serán unas natillas con mayúsculas. Para ser las primeras han quedado de rechupete, ¡dignas de un buen "rebañao"!
Mi hermano se merece esta receta y por supuesto todas las que vaya preparando, este postre lo hemos degustado en su honor pero pronto espero poder cocinar una para que pueda probarla él. ¡Muchísimas gracias hermanito!
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