domingo, 15 de enero de 2012

"Blue carrot cake"


Estuve con unos compañeros de trabajo en un restaurante en el que probamos la especialidad de la casa, la "Pink carrot cake" o tarta rosa de zanahoria, estaba buenísima y el color le daba un toque diferente muy chulo. Decidí probar a hacerla en casa cambiando el colorante para dar un cambio.
Además tenía por estrenar un molde muy original de Wilton que también me han traido los Reyes, son dos moldes con una oquedad cada uno, luego este hueco se rellena al gusto y se ensamblan ambas partes, quedándole al bizcocho un interior tierno.


La receta es un invento porque quería que fuese sin azúcar, ahora están mis padres y abuelos a dieta después de las Navidades y no quería fastidiársela. Así que pillé una que andaba por casa y la he tuneado un poco-bastante en una aventura que no ha tenido un final muy feliz.


La tarta ha quedado preciosa pero el sabor no nos ha gustado mucho, la verdad es que no nos la hemos terminado siquiera... ¡Mi primer megafracaso repostero de envergadura! Ni siquiera mi abuelo, que normalmente se lo como todo, ha podido con ella. Lo mejor, el frosting.
Creo que ni siquiera os voy a poner la receta porque sería una tontería que en vuestras casas repitiérais mi desastre personal, yo seguiré investigando para mejorarla y cuando me salga bien entonces os la paso. No sé si el error ha estado en la equivalencia azúcar-edulcorante, o en las nueces picadas, o en la pasta de zanahoria...


Aunque mi intención era la de hacer un pastel que fuera bajo en calorías pero jugoso y sabroso a la vez, en realidad me ha salido un pastel denso, sin un sabor predominante, sin encanto. Eso sí, engordar engordaba poco :)
Lo que sí me ha encantado es el molde, es pequeño y por eso en la caja vienen 4 mitades, se desmoldan de manera muy cómoda, se rellenan con facilidad y la familia se ha quedado boquiabierta cuando han visto el interior (yo no les había desvelado nada).


¿Ha quedado estéticamente bien al menos, no? Eso me consuela un poquito, y me ha gustado mucho el contraste del color naranja del bizcocho con el azul del frosting. Al final le puse unas uvas pasas pequeñitas para adornarlo que son las únicas que se han terminado.
Menudo chasco ¿verdad? Se han comido las pasas y han dejado mi bizcocho... Prometo intentarlo de nuevo, ¡adelante con el reto!

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